Página web del Festival de San Sebastián.

LA TORTUE ROUGE. Michael Dudok de Wit. 80 minutos. Japón, Francia, Bélgica (2016).

Técnicamente es una ópera prima, pero decir que lo de Michael Dudok de Wit es una sorpresa o una revelación es desconocer que se trata de uno de los animadores más elogiados de los últimos años, a partir de cortos como The Monk and the Fish o Father and Daughter que le valieron múltiples reconocimientos (desde ganar el Festival de Annecy hasta el Oscar). La expectativa por La tortue rouge también era muy fuerte por tratarse de la primera producción de los estudios Ghibli fuera de Japón y, si bien hay que indicar que se trata de un muy buen trabajo, también es cierto que no estamos ante una obra maestra y que por el momento el notable artista holandés parece funcionar mejor en duraciones acotadas y no tanto en los algo excesivos 80 minutos de esta película. A partir de un guión coescrito con la talentosa Pascale Ferran, Dudok de Wit narra la historia de un hombre que se salva de manera milagrosa de un naufragio en medio de una tormenta y llega a una pequeña y paradisíaca isla plagada de pájaros, cangrejos, árboles y, claro, tortugas. La del título se convertirá en una bella mujer y con ella tendrá un hijo. Simple y lineal en primera instancia, pero también onírica y circular si se la analiza con mayor profundidad, La tortue rouge emplea un tipo de animación artesanal y, sobre todo, funcional a la historia que se quiere contar. Historia que resulta, hay que destacarlo, como un interesante cruce entre el cine anterior del artista holandés y cierto sesgo fantástico que puede verse en los trabajos de Hayao Miyazaki y otros maestros de la factoría Ghibli. Diego Batlle

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I, DANIEL BLAKE. Ken Loach. 100 minutos. Reino Unido (2016). Con Dave Johns, Hayley Squires, Sharon Percy.

Otra película sobre un pequeño héroe de la clase trabajadora y sobre una madre soltera con niños en condiciones vulnerables. Otra cuestionadora mirada a la falta de trabajo, la burocracia estatal y la insensibilidad del poder. Los críticos más cínicos y radicales se burlan de Loach. Yo, en Cannes, vi gente llorando a mares a mi alrededor en la sala. ¿Que es demasiado obvio? ¿Que se repite? ¿Que el final es una caída al abismo cercana al golpe bajo? Puede ser, pero el viejo Ken –consecuente y lúcido como es– sigue diciendo (mostrando) conflictos que muchos europeos no quieren ver. Sus personajes son nobles y queribles, sencillos y bienintencionados. A algunos les puede molestar cierta demagogia y simplificación de la propuesta, pero I, Daniel Blake funciona bien sobre caminos previsibles. Dave Johns está impecable como ese viudo con problemas coronarios y dificultades para encajar en estos tiempos modernos donde todo se hace online. Es como Loach y su guionista Paul Laverty, cuyo discurso puede sonar demodé (yo creo que sigue siendo necesario), pero mantienen una coherencia que no muchos colegas jóvenes pueden exhibir. Diego Batlle

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FUOCOAMMARE. Gianfranco Rosi. 114 minutos. Iatlia, Francia (2016).

No hay duda de que el drama de los refugiados que llegan a Europa fue fundamental no sólo a la hora de programar este film en el pasado Festival de Berlín, sino también para darle el Oso de Oro. No se trata de una mala película ni mucho menos, pero tampoco está a la altura de los grandes documentales que vienen haciéndose en los últimos tiempos, mucho menos de los clásicos. Fuocoammare cuenta dos historias en paralelo, ambas en la isla de Lampedusa, cerca de Sicilia. La que lleva adelante el relato es la de Samuele, un chico que vive allí y a quien se muestra en su vida cotidiana. Samuele a veces ve a Pietro, el único médico de Lampedusa, por un problema que tiene en un ojo. Y él médico sí lidia directamente con los refugiados que llegan en terribles condiciones (si es que llegan) hasta Italia. Rosi trabaja individualmente –no tiene ni equipo técnico– y lo que filma muchas veces tiene esa calidad medio casera que puede no ser técnicamente impecable pero que le permite acercarse a la intimidad de los personajes. Por momentos, el director de Sacro GRA construye unas metáforas visuales un tanto obvias (los niños destruyendo plantas con sus hondas o disparando al aire con los dedos, los programas de radio que parecen interesados en cualquier cosa menos en los botes de refugiados), pero en otras es más certero, como cuando el médico analiza a una mujer embarazada o cuando los refugiados cantan/rapean una canción contando su historia, una escena un tanto recargada y casi teatral pero indudablemente efectiva. Rosi evita el acercamiento periodístico clásico a una situación como la que se ve en Fuocoammare, pero da la impresión de que la verdadera historia empieza cuando esta película termina y los refugiados que sobreviven han ingresado y hoy deben convivir con Samuele. Y con todos los demás también… Diego Lerer

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ARRIVAL. Denis Villeneuve. 116 minutos. Estados Unidos (2016). Con Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker.

En su tercera producción estadounidense, tras Prisioneros y Sicario, el canadiense Denis Villeneuve se atreve con un género que aún no había explorado: el thriller de ciencia ficción. Ante todo debemos advertir que los fanáticos del sci-fi que esperen ver una invasión e intento de exterminio de la raza humana –al estilo de La Guerra de los Mundos– saldrán de la sala de cine decepcionados. Como indica su título, La llegada (Arrival) parte de la aparición de doce naves extraterrestres en el planeta tierra, sin embargo nos encontramos ante un film de un corte más existencialista y teórico de lo que parece. El autor hace uso del imaginario fantástico para denunciar la falta de voluntad del ser humana para entenderse entre iguales, así como para condenar el espíritu belicista que ha definido a la Humanidad desde su origen. Por otro lado, Villeneuve vuelve escoger a una mujer para protagonizar su película. En esta ocasión, una espléndida Amy Adams encarna un rol parecido al de Emily Blunt en Sicario: una heroína que nunca pidió serlo. Aquí, una doctora en lingüística, requerida por las Fuerzas Armadas yanquis para descifrar el lenguaje de los extraterrestres. Los dos primeros tercios de esta adaptación (poco fidedigna) del relato breve Story of Your Life de Ted Chiang versan sobre los intentos de decodificar el alfabeto marciano. No es hasta el estimulante capítulo final cuando la trama deviene un laberinto espacio-temporal. Para no revelar demasiadas pistas sobre el desenlace del film, tan sólo añadiremos que el relato queda atrapado en el clásico agujero negro nolaniano de Origen o Interestellar, que además el director filmará, montará y acompañará musicalmente a la manera de El árbol de la vida. Es interesante destacar que tratándose de su primera película de ciencia ficción, Villeneuve resuelve dicho bucle con astucia, y sin perder la noción de verosimilitud en ninguna secuencia. Carlota Moseguí

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MA VIE DE COURGETTE. Claude Barras. 66 minutos. Francia (2016)

Extraña casualidad que, en el pasado Festival de Cannes, se proyectaran el mismo día Mi amigo el gigante de Steven Spielberg (basado en el relato de Roald Dahl) y esta pequeña y encantadora ópera prima del suizo (formado en Francia) Barras, ya que las historias son bastante similares: huérfanos de unos 10 años que deben superar las diferencias y el dolor para encontrar su lugar en el mundo. En este caso, el guión de la reconocida Céline Sciamma (directora de Tomboy y Girlhood) tiene a un niño, Courgette, como protagonista y luego sumará a otros personajes (Simon, Ahmed, Jujube, Alice y Béatrice) para esta suerte de homenaje a El club de los cinco y Cuenta conmigo. La película es de una belleza sencilla –hay más creatividad en la animación artesanal que recursos económicos– y de una dulzura apabullante. Hasta el chico malo (ese que arranca como líder del bullying en el orfanato) se redime y un policía puede ser un buen padre sustituto. Hay una historia de amor y una mirada a la infancia que no es concesiva ni banal. Una pequeña gema presentada en la Quincena de Realizadores de Cannes. Diego Batlle